Aplicaciones que relacionan música y neurociencia en
el Barcelona Music Hack Day
El
conocimiento hacker ha estado durante 24 horas al servicio de la neurociencia
en las jornadas Barcelona Music Hack Day que ha acogido Sónar+D, el área de
tecnología del festival de música Sónar.
El
Grupo de Tecnología Musical de la Universidad Pompeu Fabra, con el apoyo de
diversas instituciones y empresas, ha organizado por tercer año consecutivo una
competición en la que 100 desarrolladores, diseñadores y artistas tienen que
crear o evolucionar software, aplicaciones móviles, hardware o un desarrollo web,
entre otros.
Con
el apoyo del proyecto KiiCS (Knowledge Incubation in Innovation and Creation
for Science, en castellano Incubación de Conocimiento en Innovación y Creación
para la Ciencia), en esta edición el hilo conductor era la neurociencia.
Los
hackers llegados de todo el mundo tenían que crear relacionar música, señales
del cerebro, interfaces cerebro-ordenador y otros sensores fisiológicos. Para
ello contaban con herramientas, hasta 25 tecnologías, como un casco con
sensores (llamado Enobio, de Starlab) y APIs para poder conseguir un trabajo
más o menos acabado.
Aunque
ya se conocen los proyectos ganadores, RTVE.es pudo ver de cerca algunas de las
50 propuestas que surgieron y hablar con sus creadores, que trabajaron en el
entorno de Sónar+D.
Estado
de ánimo y música
'Play
your Mood' (que se podría traducir como 'Haz sonar tu estado de ánimo'), es un
proyecto que el ingeniero holandés residente en España Oscar ter Hofstede llevó
a cabo con el estudiante de la Universidad Pompeu Fabra, Marcel Farrés.
Se
trata de una aplicación que mide el estado de ánimo de una persona y hace sonar
canciones relacionadas con él. Gracias al casco Enobio y a sensores, Hofstede
midió las señales del cerebro y del corazón. Con la información resultante se
intenta extraer el estado de ánimo (enojado, contento, emocionado...) y se
puede ver en la pantalla mediante una visualización con forma de ruleta creada
en el entorno de Processing.
Esta
aplicación conecta con una API online que hace sonar música en el ordenador.
Hofstede explicó que 'Play your Mood' podría usarse con fines terapéuticos en
musicoterapia, por ejemplo.
Tocar
el tambor con latidos del corazón
Un
grupo de investigadores israelíes mostró Synchopathy, un conjunto de tambores
tocados por pequeños robots. El ritmo del sonido viene marcado por las señales
del cerebro, el corazón o ambos. Según explicó una de sus creadoras, Tamar
Regev, puede servir para comprobar si las personas pueden sincronizar sus
constantes vitales cuando escuchan música al mismo tiempo.
Unos
sensores miden las señales fisiológicas de la persona y la actividad eléctrica
del córtex cerebral, que van a parar a un servidor y tras un proceso se
convierten en sonidos reproducidos por los tambores o también por un
sintetizador externo MIDI.
Videojuego
a ritmo de constantes vitales
Con
el nombre de BlowUp, los estudiantes de la Universidad de Habsburgo, Johannes
Wagner, Tobias Baur y Florian Lingenfelser crearon un videojuego con estética
de los 80-90 controlado con el cuerpo.
Los
estudiantes usaron sensores y la tabla eHealth para Arduino para medir el ritmo
respiratorio, cardíaco y la conductividad de la piel del usuario. Las señales
pasan por un servidor y se transforman en movimientos de un personaje de un
videojuego. Por ejemplo, la exhalación hace que el muñeco salte y el el ritmo
cardíaco hace que el personaje se mueva más rápido o más despacio.
Amor
con luz, sonido y color
Otro
experimento surgido del Barcelona Music Hack Day fue Love Channel, un sistema
interactivo que aumenta y transfiere las sensaciones emocionales de las
personas en forma de luces, colores y sonidos, obra del colectivo Chinos
International CC.
Está
indicado para ser usado por una pareja a la que se dota con unos visores LED
para los ojos, cascos y biosensores. Como pudo verse en la presentación del
proyecto, los usuarios tienen que besarse apasionadamente o tocarse. Sus
estados emocionales se decodifican y se pueden observar en pantallas que se
iluminan, parpadean y van cambiando de colores, al tiempo que se emiten
diversos sonidos.
De
este mismo colectivo, la estudiante de la Universidad Pompeu Fabra Eva Domènech
ha presentado en Sónar+D Funambulista, una instalación interactiva y dinámica
en la que el usuario tiene que caminar por una barra.
Según
va avanzando el usario ve cómo se desplaza por un mapa proyectado de Google
Earth en el suelo. Si se cae, el mapa hace un rápido zoom y acaba con un
mensaje o representacion de términos y condiciones legales. El objetivo es
cuestionar el día a día en la sociedad occidental, y visualizar la cantidad de
intrusiones comerciales y políticas que experimentamos a diario.
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